El título es atractivo, e invita a profundizarlo, trata de La Administración de la función informática; una nueva profesión de Editorial Limusa ISBN 968-18-6395-x.
En un vistazo rápido, llama poderosamente la atención de cómo el autor se refiere al despilfarro que suele suceder en todas las unidades y departamentos informáticos, curiosamente el libro lo compré en 1999 y a la fecha de hoy sigue vigente.
El colega Hernandez, desmenuza la cruda realidad informática Mexicana, a modo de ejemplo veamos el siguiente texto que a continuación reproduzco de la página 117-118:
La importancia de evaluar los compromisos de trabajo
En el área informática, edificada fuera de un contexto administrativo propio de sus funciones y responsabilidades, y por tanto alejada de su importancia real, se ha pensado por muchos años que el nombramiento del jefe representa "don de mando". Pero esto no resulta tan válido, al contrario, muchas veces es contraproducente y daña la empresa en buena medida. Cuando se dirige a obreros, empleados o peones puede resultar efectiva, porque dichas personas desempeñan, por lo general, actividades repititivas y constantesque no les representa mucho esfuerzo intelectual, y qeu con una supervisión muy estrecha se ejecutan de mejor manera, alcanzando casi siempre una mayor producción. Pero esto no funciona en el área informática, donde el trabajo de calidad es el resultado de factores como la creatividad, el ingenio y el conocimiento, y no por la voluntad o el regaño. El trabajo importante dentro del área informática no puede ser producto de gritos, regaños o amenazas. Sin embargo, aún en la actualidad no son pocos los jefes que creen que así obtendrán mejores resultados.
Lo anterior ha sido, y aún lo es, la razón principal de despilfarros brutales y tremendos descontroles operativos. Infinidad de jefes del área informática, apoyados en su jerarquía, se comprometen (con completo desconocimiento de las consecuencias) a desarrollar e implantar sistemas rérord, ordenando a su personal cumplir con fechas que ofrecen, incluso a expensas de a calidad de los resultados, sin tomar en cuenta los riesgos de hacerlo así ni las posibilidades reales desde el punto de vista técnico de personas. Los resultados de esta estrategia siempre han sido desastrozos: noches sin dormir; trabajo frecuente en fines de semana; sistemas improvisados, incompletos y sin documentar; deserción de personal; y muchas veces, a final de cuentas, incumplimiento de fechas de entrega del sistema, lo cual, a su vez, ha generado prórrogas, y en no pocos casos, la cancelación del proyecto porque los resultados ya están fuera de tiempo. Cierto es que muchos trabajos urgentes e improvisados han sacado de apuro a algunas empresas; sin embargo, el costo que han tenido que pagar éstas después, siempre ha sido desproporcionado en cuanto al supuesto beneficio.
Para colmo, en infinidad de ocasiones se ha pensado que el hecho de contar con un título académico, incluso no afín al área informática, es suficiente para que una persona esté en posibilidad de dirigirla (práctica muy utilizada en nuestro país), lo cual es absurdo a todas luces. Pensemos por un momento que sucedería si a cualquier profesionista, sin haber sido futbolista, sin conocer las reglas del juego, sin tener idea de las posiciones y la función de cada una, se le impusiera como director técnico de un equipo de fútbol que él mismo tendría que formar contratando a los integrantes; obviamente el resultado sería el fracaso. Pues así han "caminado" muchas áreas de informática o puestos importantes dentro de ella. La consecuencia de esto está ahí, expuesta a todas luces: el atroz despilfarro computacional.
Increíble ¿no?, después de tanto tiempo de haber leído este libro, donde se desmenuza la realidad informática Mexicana, vemos que dicho patrón se repite en Chile, donde curiosamente quienes ejercen como Jefes del área informática no son necesariamente informáticos, y por consiguiente al momento de tomar decisiones se realizan de manera miope y con completo desconocimiento de las consecuencias.
La eterna lucha de a quien se debe poner de cabeza en una unidad, departamento informático a un comercial o a un informático.
¿Acabará la brega?, difícil pero no imposible..
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